Tuesday, June 24, 2008

"LA DANZA DE LAS SALAMANDRAS"

= MIS PELÍCULAS =



Hace ocho años años escribí un guión que llevaba por título "La danza de las salamandras", cortometraje que se produjo un año después. Este trabajo narraba la historia de Santiago Reyes (interpretado por Esteban Monroy), un hombre quien se va perdiendo dentro de un edificio de estructura cambiante, en el que los caminos no conducen a donde indican, y donde paulatinamente se vuelve presa de una terrible cacería que lo sume poco a poco en un abismo laberíntico formado por sus propios miedos, dolor y una terrible decepción.

Se trata desde luego de un trabajo de bajísimo presupuesto, realizado parte en video digital y parte en video analógico (era parte de la propuesta narrativa), con un crew encabronadamente entusiasta pero totalmente inexperto en ese tiempo, yo incluído.

Es un cortometraje narrativo, sin embargo rayaba en el género de lo experimental por su estructura confusa y la complejidad de sus simbolismos. Fue un corto muy difícil en ese momento: de entrada era muy largo, duraba casi media hora, trataba de manera explícita la homosexualidad, también la homosexualidad de un niño, también había escenas de desnudo. Nunca conocí a alguien que lo hubiera comprendido todo. Al final, más que una historia clara, era una experiencia sensorial. Había una escena particularmente difícil donde el protagonista habla consigo mismo -con una representación metafórica- durante diez minutos, solos lo dos, una mesa, una vela y un cuarto oscuro.

Muchas personas verdaderamente odiaron este corto. A algunos sólo les pareció malo. Y claro, hubo unos cuantos que se volvieron muy fans. Tuvo presentaciones importantes en su tiempo, incluyendo una en el Palacio de Minería de la Ciudad de México y en el Centro Cultural Juan Rulfo. Sin embargo, es mi trabajo menos propular a la fecha, no me queda la menor duda.



El resultado, en mi absolutamente parcial punto de vista, es un cortometraje técnicamente bien resuelto, con evidentes deficiencias en prácticamente todo. Se nota inexperiencia hasta en la puesta de los focos en las lámparas.
Y aún así, estoy convencido de que es MI MEJOR TRABAJO hasta la fecha. Siempre lo he dicho y nunca falta alguien que trate de hacerme ver que es un corto demasiado abstracto y deficiente comparado con otros de mis trabajos.

Puedo asegurar que jamás he podido derramar mi alma en una película como en ese corto. Si en algún momento de mi vida puedo decir que fui realmente un artista y que fui tocado por una luz de inspiración fue al hacer ese corto. Se juntaron muchas situaciones que lo propiciaron, pasaba por momentos bastante complicados en mi vida personal y este trabajo fue una catarsis, una explosión en la que entregué mi alma completamente. Sentía en lo más profundo de mi ser cada diálogo, podía vibrar con cada toma. Fue un éxtasis, fue una experiencia gloriosa. En ese momento lo supe: yo estaba haciendo una obra cuya honestidad difícilmente podría superar. Me entregué a una obra. Y esa sensación de catársis total, a la fecha no se ha vuelto a repetir en ese mismo nivel. Con todo y sus carencias, deficiencias y hasta su ingeniudad, "La danza de las salamandras" es un cortometraje vibrante, tiene vida propia. Tiene esa vida que yo me arranqué para darle.


Esta entrada viene a cuento por una razón importante, un anuncio (Favor de ver la siguiente entrada).

Me gustaría saber si alguien de ustedes tuvo oportunidad de verlo, me encantaría saber sus opiniones.

1 comment:

il Dragon said...

Bien lo dices no sabíamos nada, pero esa producción tuvo lo que deben de tener todas las grandes producciones: un artista muy reconocido que hizo la música y que en paz descansa, que se peleo con otros por los créditos, yo haciendo soniditos... una comida carisima para celebrar el término de las grabaciones, yo aprendí más de esa que de todas las otras que hicimos juntos, y no porque no aprendiera en las demás, sino que no sabía nada y ahí me enseñé hasta a usar el adobe premier... si fueron muchas cosas, cúmulos de recuerdos, tengo fotos que me recuerdan ese día, el poster, la presentación... de hecho recuerdo el día que me dijiste íbamos en tu bocho, aaahh que tiempos aquellos, por cierto, el dueño de la computadora con que grabamos dijo que de ahí no ibas a pasar, yo no le alegué porque ya sabes que él estaba loco, pero sabía que no tenía razón, y es bueno saber a la distancia que él estaba equivocado. Suerte con la próxima.