= RELATOS PERSONALES =
"Ya casi no creo en nada, pero si hay algo en lo que creo a pesar de todo es en la navidad".
Amo la navidad. No el sentido religioso, ni necesariamente la conmemoración del nacimiento del niño Jesús (que, por lo que se sabe, seguramente ni siquiera nació ese día).
La navidad me gusta como celebración del mundo. Creo que es una fecha que nos motiva a ablandar el corazón y que usamos como pretexto para vivir pequeños excesos que habitualmente no nos permitiríamos y que, son al final de cuentas, la esencia misma de la fiesta. Ejemplos:
Preparamos cenas especiales, nos permitimos gastar en pavo, bacalao, etc. O por lo menos nos esmeramos en hacer algo fuera de lo ordinario.
Por otro lado, pensamos en algún regalo para hacer feliz a alguien que queremos. La felicidad que, por lo menos a mí me da ver una sonrisa en el rostro de alguien cuando le he dado un regalo, aunque sea pequeño o simbólico, no tiene precio.
Es también un motivo para ver amigos, posadas, reuniones, etc.
En estas fechas se permite y se celebra el que normalmente se consideraría mal gusto y el ridículo: nadie dice nada de retacar la casa de foquitos o salir a la calle con gorrito de Santa.
Es tiempo de beber ponche y abrazar muy fuerte a la gente que queremos.
AMO los villancicos. Nada me gusta más que pasar el 25 de Diciembre echado con mi familia, comiendo el recalentado y viendo películas navideñas.
Me gusta mucho ver cómo la gente se esmera decorando sus casas con luces y adornos. Disfruto muchísimo ver a altas horas de la noche a los papás yendo a las tiendas de juguetes a escondidas para luego esconder bien las compras (mi papá siempre hacía eso y era sin duda el mejor, jamás me di cuenta de nada... A la fecha sé que ningún papá del mundo es un mejor Santa que el mío. Incluso el día de hoy sabe sorprenderme sin que yo sospeche nada).
Creo también que es una época de segundas oportunidades, de perdón. En estas fechas uno sale a la calle, camina un poco y puede ver un mercado con arbolitos de navidad, gente bebiendo ponche, adornos navideños, villancicos, lucecitas, gente buscando regalos. Y ante todo esto que, por lo menos a mí me hace feliz, yo siempre me detengo y me pregunto: ¿Vale la pena seguir enojado por esto? ¿No sería más fácil dejarme llevar y mandar a la chingada todo el odio y recores que, dicho sea de paso, nunca me faltan? Y mi respuesta es siempre "Sí". Y lo hago mientras huelo el pino fresco y escucho las guías de luces musicales que tanto amo con todo y lo molestas que son.
Uno podría pensar que TODO lo antes mencionado se podría hacer en cualquier fecha del año y daría igual. Por ejemplo abrazar o dar algún regalo a alguien. Puede ser, pero estoy en desacuerdo. Como decía el Principito, los ritos son importantes. Tener fechas nos ayuda a sincronizar corazones: si cada quien celebrara el día y la hora que se le da la gana, nunca sabríamos cuándo empezar a alistar nuestro corazón para vivir la experiencia colectiva. Yo sí creo en las fechas y celebraciones constantes y periódicas. Porque definitivamente, los ritos importan, por lo menos a mí. Y creo que en este mundo no hay un rito más importante, conocido y, quizá, poderoso que la navidad.
Y tampoco me molesta el cliché. En este caso, amo el lugar común de la navidad: campo nevado, pinos, Santa Claus, Noche de Paz, velas rojas, ositos coca-cola, pastorelas y todo el folklore que lo acompaña. Navidad me remite a nieve aun cuando jamás he pasado una navidad en un lugar con nieve, jajaja. A la fecha si veo un Santa medianamente bonito en un centro comercial, no lo dudo y me tomo mi foto con él. Amo incluso, el consumismo desmedido de la época. Como dije, estas fechas admiten un poco los excesos (y ojo: aplica también para las calorías).
Les quiero compartir una foto de nuestro arbolito de navidad que acabamos de poner. =)
A poco no está bonito?? =)
Es chaparrito porque no tuve dinero para uno grande, pero es natural y me gusta mucho el olor que llena la casa. ¿Saben? Poner el arbolito de navidad es probablemente una de las cosas que más feliz me hace en el mundo.
Les comparto también una foto de mi coche, que ahora es un reno de Santa que esparce el espíritu navideño por toda la ciudad.
Ya viene Navidad. Mi corazón está alistándose... Y sí, mis ojitos se pusieron lagrimosos varias veces mientras escribí esto, en especial al mencionar a mi papá. =')
"Ya casi no creo en nada, pero si hay algo en lo que creo a pesar de todo es en la navidad".
Amo la navidad. No el sentido religioso, ni necesariamente la conmemoración del nacimiento del niño Jesús (que, por lo que se sabe, seguramente ni siquiera nació ese día).
La navidad me gusta como celebración del mundo. Creo que es una fecha que nos motiva a ablandar el corazón y que usamos como pretexto para vivir pequeños excesos que habitualmente no nos permitiríamos y que, son al final de cuentas, la esencia misma de la fiesta. Ejemplos:
Preparamos cenas especiales, nos permitimos gastar en pavo, bacalao, etc. O por lo menos nos esmeramos en hacer algo fuera de lo ordinario.
Por otro lado, pensamos en algún regalo para hacer feliz a alguien que queremos. La felicidad que, por lo menos a mí me da ver una sonrisa en el rostro de alguien cuando le he dado un regalo, aunque sea pequeño o simbólico, no tiene precio.
Es también un motivo para ver amigos, posadas, reuniones, etc.
En estas fechas se permite y se celebra el que normalmente se consideraría mal gusto y el ridículo: nadie dice nada de retacar la casa de foquitos o salir a la calle con gorrito de Santa.
Es tiempo de beber ponche y abrazar muy fuerte a la gente que queremos.
AMO los villancicos. Nada me gusta más que pasar el 25 de Diciembre echado con mi familia, comiendo el recalentado y viendo películas navideñas.
Me gusta mucho ver cómo la gente se esmera decorando sus casas con luces y adornos. Disfruto muchísimo ver a altas horas de la noche a los papás yendo a las tiendas de juguetes a escondidas para luego esconder bien las compras (mi papá siempre hacía eso y era sin duda el mejor, jamás me di cuenta de nada... A la fecha sé que ningún papá del mundo es un mejor Santa que el mío. Incluso el día de hoy sabe sorprenderme sin que yo sospeche nada).
Creo también que es una época de segundas oportunidades, de perdón. En estas fechas uno sale a la calle, camina un poco y puede ver un mercado con arbolitos de navidad, gente bebiendo ponche, adornos navideños, villancicos, lucecitas, gente buscando regalos. Y ante todo esto que, por lo menos a mí me hace feliz, yo siempre me detengo y me pregunto: ¿Vale la pena seguir enojado por esto? ¿No sería más fácil dejarme llevar y mandar a la chingada todo el odio y recores que, dicho sea de paso, nunca me faltan? Y mi respuesta es siempre "Sí". Y lo hago mientras huelo el pino fresco y escucho las guías de luces musicales que tanto amo con todo y lo molestas que son.
Uno podría pensar que TODO lo antes mencionado se podría hacer en cualquier fecha del año y daría igual. Por ejemplo abrazar o dar algún regalo a alguien. Puede ser, pero estoy en desacuerdo. Como decía el Principito, los ritos son importantes. Tener fechas nos ayuda a sincronizar corazones: si cada quien celebrara el día y la hora que se le da la gana, nunca sabríamos cuándo empezar a alistar nuestro corazón para vivir la experiencia colectiva. Yo sí creo en las fechas y celebraciones constantes y periódicas. Porque definitivamente, los ritos importan, por lo menos a mí. Y creo que en este mundo no hay un rito más importante, conocido y, quizá, poderoso que la navidad.
Y tampoco me molesta el cliché. En este caso, amo el lugar común de la navidad: campo nevado, pinos, Santa Claus, Noche de Paz, velas rojas, ositos coca-cola, pastorelas y todo el folklore que lo acompaña. Navidad me remite a nieve aun cuando jamás he pasado una navidad en un lugar con nieve, jajaja. A la fecha si veo un Santa medianamente bonito en un centro comercial, no lo dudo y me tomo mi foto con él. Amo incluso, el consumismo desmedido de la época. Como dije, estas fechas admiten un poco los excesos (y ojo: aplica también para las calorías).
Les quiero compartir una foto de nuestro arbolito de navidad que acabamos de poner. =)
A poco no está bonito?? =)
Es chaparrito porque no tuve dinero para uno grande, pero es natural y me gusta mucho el olor que llena la casa. ¿Saben? Poner el arbolito de navidad es probablemente una de las cosas que más feliz me hace en el mundo.
Les comparto también una foto de mi coche, que ahora es un reno de Santa que esparce el espíritu navideño por toda la ciudad.
Ya viene Navidad. Mi corazón está alistándose... Y sí, mis ojitos se pusieron lagrimosos varias veces mientras escribí esto, en especial al mencionar a mi papá. =')