Hoy les comparto tres adorables asuntos relacionados con mis amados parientes, los pandas. Es un tributo a esas hermosas criaturillas.
Para comenzar, un clásico de clásicos que ha sido reproducido infinidad de veces en programas de televisión y películas: el momento preciso en que un bebé panda estornuda y asusta a su pobre madre. Para quienes aún no lo hayan visto, ésta es una gran oportunidad, y si ya lo vieron, nunca está de más verlo de nuevo. Y es que no pierde la gracia. Es más hermoso cada vez:
Lo segundo, una colección de comerciales egipcios de Queso Panda, muy divertidos a partir de la muy brillante premisa NEVER SAY NO TO PANDA. Véanlos todos, valen mucho la pena.
Claro, así me veo cuando me encabrono. Por si tenían la duda.
Y, finalmente, algo de lo que recientemente me enteré, una moda que está causando furor entre ciertos freaks: teñir a los perros como pandas.
Se ven un poco simpáticos. Pero creo que es demasiado mal gusto. No sé qué opinen ustedes.
Es un placer grande como un panda volver a escribir en este bonito espacio. Esto de escribir en un blog es como la vida misma: cuanto más tiempo está uno ausente, más difícil se va volviendo el regreso. Pero siempre ando por ahí, cazando nuevos contenidos y más cosas interesantes para compartir con ustedes, finisisisísimos lectores.
Abrazos y besos.
