Antes de entrar en materia, quiero dejar clarísimo que respeto, ante todo, los hábitos y gustos de cada quien y que este texto es una opinión respetuosa.



¿Ayuda a adelgazar? -pregunto- una amiga súper gordita, cigarro en mano, responde: "Yo digo que no". ¿Es bueno para relajarse? "Pues ni siquiera", me responden. Es, más bien -por lo que me comentan-, un hábito sin mucho razonamiento detrás. Incluso, varios me han confesado que inició como una simple pose y luego ya se quedaron enganchados. Si alguno de ustedes tiene una apología diferente, escríbala en un comentario.
Mi punto con esto es que yo respeto, ante todo, los gustos y hábitos de cada quien. Y precisamente por eso, me parece fundamental que, de igual forma, quienes sí fuman sean respetuosos con quienes no lo hacemos.
De lo que quiero hablar es, justamente, de las normas mínimas y elementales que creo que deberían seguirse para una sana, respetuosa y cordial convivencia entre los que fuman y los que no.
Conozco fumadores que son educados y respetuosos; y que son concientes de lo invasivo y molesto que puede ser su hábito y que, por eso mismo, toman todas las medidas necesarias para incomodar lo menos posible a los otros. Lamentablemente, éstos son los menos.
Exploremos algunas de las costumbres más desagradables de algunos fumadores inconcientes. Algunas de las cosas que diré a continuación pueden parecen obviedades pero CRÉANME, hay muchos que lo hacen. Espero que ninguno de mis finísimos lectores se sienta señalado y si alguien sí, quizá es momento de reconsiderar sus modales de fumador.
EL FUMADOR EN LA MESA. De todas las faltas de educación de un fumador, ésta me parece, por mucho, la peor. Me molesta demasiado que, en una mesa donde hay personas comiendo, alguien tenga la desconsideración y pésima educación de prender su cigarrillo y ponerse a fumar. Esto me parece increíblemente grosero. "¿No te molesta si como mientras fumas?", les decía un amigo.
EL FUMADOR EN CASA AJENA. En mi opinión, si un fumador está en una casa ajena, debe preguntar al dueño de la casa si puede fumar en vez de, simplemente y por sus huevos, prender su cigarrillo y dejar la casa oliendo mal. (Aplica también para el coche, como atinadamente dice mi querido Al_ex).

EL FUMADOR EN LUGARES CERRADOS. Me parece que, aunque se esté en un lugar donde fumar sea permitido, por puro sentido común y consideración con el prójimo, si se trata de un espacio cerrado y reducido, debería evitarse fumar. Y es que, en general, un fumador debería tratar a toda cosa -en mi opinión- de evitar que sus acompañantes no-fumadores tengan que soplarse su humo. Está comprobado que el cigarro es dañino no sólo para la salud de quien lo fuma sino también para la de quien respira el humo. Por lo tanto, qué pinche ojete que alguien me eche humo en la cara y yo no tenga otra opción sino respirarlo, afectando mi salud. Como decía mi amigo escritor Ricardo: "Si yo no pongo asbesto en tu cara, ¿por que tú sí me echas el humo de tu cigarro en la mía?". Como saben, los productos derivados del asbesto provocan cáncer. Así que ésta me parece una frase muy atinada.

Yo no fumo. Nunca he fumado ni siquiera medio cigarrillo. Y en verdad deseo seguir así. Pero por mí, que cada quien fume lo que quiera y como quiera; ése es su legítimo derecho. Pero sin perder de vista que los derechos de uno terminan donde comienzan los del otro.
Si ustedes conocen otras descortesías por parte de fumadores, compártanlas. Y si son fumadores y tienen argumentos pro cigarro, compártanlos también.
Abrazos y besos, mis finísimos lectores.